La frase «El perro pierde el pelo, pero no las mañas» es un refrán popular en español que significa que, aunque una persona pueda cambiar físicamente o con el tiempo, su carácter, hábitos o malas costumbres siguen siendo los mismos.
Origen y significado
Este dicho hace una analogía con los perros, que mudan su pelaje con el tiempo, pero siguen manteniendo su instinto y comportamiento. Se usa para referirse a personas que, aunque envejezcan o aparenten haber cambiado, siguen actuando de la misma manera, especialmente si tienen malas costumbres difíciles de corregir.
Es un refrán muy utilizado en contextos donde alguien intenta aparentar que ha cambiado, pero en realidad sigue con los mismos vicios o comportamientos de siempre.